El cambio climático es definido como un cambio estable y durable en la distribución de los patrones de clima en periodos de tiempo que van desde décadas hasta millones de años.
El cambio climático puede estar limitado a una región específica, como puede abarcar toda la superficie terrestre.
El término, a veces se refiere específicamente al cambio climático causado por la actividad humana, a diferencia de aquellos causados por procesos naturales de la Tierra y el Sistema Solar.
En este sentido, especialmente en el contexto de la política ambiental, el término “cambio climático” ha llegado a ser sinónimo de “calentamiento global antropogénico”, es decir, un aumento de las temperaturas por acción de los humanos.
“Calentamiento global” se refiere a aumentos de temperaturas superficiales, mientras que “cambio climático” incluye al calentamiento global y todos los otros aspectos sobre los que influye un aumento de los gases de efecto invernadero.
La evidencia se basa en observaciones de los aumentos de temperatura del aire y de los océanos, el derretimiento de hielos y glaciares en todo el mundo y el aumento de los niveles de mar a nivel mundial y otras señales claras de cambio.
Los científicos han determinado que el aumento de la temperatura global debería limitarse a 2ºC para evitar daños irreversibles al planeta y posteriores efectos desastrosos sobre la sociedad humana.
Para lograr evitar este cambio irreversible y sus efectos, las emisiones de gases de efecto invernadero deberían alcanzar su máximo en el 2015 y disminuir progresivamente después de esa fecha hasta alcanzar una disminución del 50% para el año 2050.
Atendiendo a la gráfica de CO2 atmosférico se aprecia que no hay una disminución sino lo contrario, un aumento del nivel.
EN CUANTO A LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
Las bajas temperaturas, cambios climáticos bruscos y la contaminación ambiental son factores que contribuyen a la aparición de enfermedades comunes del invierno: gripe, resfriado, tos, otitis, bronquitis y laringitis; así como otras enfermedades respiratorias crónicas que pueden llegar a causar la muerte: neumonía, asma y problemas respiratorios crónicos como neumonía.
El mayor de los riesgos de estas enfermedades no son padecerlas sino la fácil propagación de ellas entre la población.
Las comunidades más vulnerables frente a la contaminación atmosférica son los niños, los ancianos, las embarazadas y los enfermos de las vías respiratorias.
Estudios confirman que los grupos de personas que viven cerca de zonas urbanas, con mucho tráfico, presentan más síntomas de enfermedades respiratorias y altas posibilidades de sufrir infartos.
Los casos de niños con bronquitis y lento crecimiento pulmonar se han encontrado entre los que habitan en grandes ciudades.
Efectos a corto plazo: irritación de ojos, nariz y garganta, infecciones respiratorias, ataques de asma, cambios en el bombeo del corazón.
Efectos a largo plazo: desarrollo pulmonar en niños muy lento, enfermedades respiratorias crónicas, enfermedades del corazón, cáncer de pulmón.
Efectos de la contaminación atmosférica en invierno y en verano
En invierno, la contaminación atmosférica se produce por estancamiento del aire.
● Este fenómeno ocurre cuando los contaminantes, procedentes de la combustión como el SO2, una de las causas del clima extremo, y otras partículas en suspensión, se acumulan en la atmósfera.
En verano, la contaminación del aire afecta sobre manera en los días calurosos y soleados. Durante estos días se producen reacciones fotoquímicas de gases como el óxido de nitrógeno y los hidrocarburos.
● Ellos contribuyen a la formación de un contaminante muy perjudicial para salud como es el ozono y de otras sustancias tóxicas.
El sistema respiratorio de los niños es un blanco primario para la contaminación del aire, incluyendo el humo de tabaco, combustibles de biomasa y polución de fuentes móviles y fijas.
Los niños son, en general, más susceptibles a los efectos de los contaminantes del aire; sin embargo, la susceptibilidad individual también juega un rol.
La exposición a temprana edad reduce el crecimiento pulmonar y resulta en función pulmonar disminuida. El rango de enfermedades respiratorias con una contribución causal ambiental incluye: infecciones agudas virales y bacterianas bajas; otitis media; asma y enfermedades respiratorias crónicas.
Las características de los agentes tóxicos también determinan el área del sistema respiratorio, donde se producirán, con mayor probabilidad, los efectos de la exposición.
Dos principales características determinan este aspecto:
a) Solubilidad en agua es el agente tóxico
b) Tamaño de partícula:
•Agentes tóxicos de alta solubilidad en agua como aldehídos, amoníaco, cloro y SO2 tienen mayor probabilidad de afectar los ojos, nariz, faringe y laringe.
•Agentes tóxicos de mediana solubilidad en agua, como el ozono, afectarán las vías aéreas mayores (tráquea y bronquios).
•Agentes tóxicos de baja solubilidad en agua como NO2 afectarán preferentemente a los bronquiolos y alvéolos.
•Partículas grandes sobre 10 μm de diámetro se depositan preferentemente en la nariz.
•Partículas gruesas ente 2,5 y 10 μm de diámetro probablemente se depositarán en tráquea y bronquios.
•Partículas finas de menos de 2,5 μm de diámetro probablemente se depositarán en bronquiolos y alvéolos.
•Partículas ultra finas, menores de 1 μm de diámetro, pueden ser exhaladas de nuevo por los adultos, pero tienen más probabilidad de depositarse en las vías aéreas más pequeñas de lactantes y niños menores.
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